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Fernando Díaz Abajo
| Donde nadie podía pensar, sin bombo ni platillos, ante la indiferencia universal… Ahí nace Dios.
Nuestro mundo «pone» siempre la navidad antes de tiempo: luces en las calles, adornos, música, escaparates, catálogos de regalos, centros comerciales repletos de gente consumiendo, gastando, caminando hacia una prometida felicidad, hacia esa oferta que dice que si tienes más, gastas más, y estás por encima de los demás, serás feliz, y todo tu mundo será genial. Hay mucho ruido ahí. Demasiado como para poder vivir la verdadera Navidad. Tanto ruido, que nos adormece y nos ensordece. Tanto que, si entramos en esa espiral, perdemos la guía y el camino para llegar a la verdadera Navidad.
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Campaña "Trabajo Digno para una Sociedad Decente""
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Comunicado de la JOC y la HOAC en el 1º Mayo 2017
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Si el
Gobierno continúa con su uso abusivo del Fondo de Reserva de las
Pensiones lo agotará este mismo año. Esto no era algo inevitable, es
fruto de una opción política: el Gobierno tenía y tiene otras
posibilidades para incrementar los ingresos, tanto a través de las
cotizaciones sociales (su peso en España es del 12,3% del PIB frente al
15,3% en la zona euro y el 13,2% en el conjunto de la UE), como de los
impuestos (los ingresos fiscales en España están 6,8 puntos por debajo
de la media de la zona euro y 5,4 por debajo de la media de la UE).
Pero
este hecho solo es un síntoma de un problema mucho más grave de cara al
futuro. La opción política que se ha hecho respecto al sistema de
pensiones va en la dirección contraria a la de la justicia, pues parte
de un supuesto injusto: hay que adaptar el sistema de pensiones al nuevo
modelo económico-social (el de la especulación financiera, la máxima
rentabilidad a costa de lo que sea, el empleo precarizado, el
debilitamiento de los derechos sociales…), en lugar de a lo que sería
justo: transformar el modelo económico para que responda a las
necesidades sociales. ...
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Al terminar el
Año de la Misericordia, el papa Francisco nos invita, en su carta apostólica
Misericordia et misera, a continuar cada día en el empeño por «avivar el valor social de la misericordia» para mirar al futuro con esperanza. «Estamos llamados –nos recuerda Francisco– a hacer que crezca una cultura de la misericordia (…) en la que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando ve el sufrimiento del hermano» (n. 20). Es urgente restituir la dignidad a tantas personas y construir una sociedad justa y fraterna (n. 19). Esta necesidad social reclama nuestra respuesta como Iglesia, de forma que «la conversión pastoral que estamos llamados a vivir, se plasme cada día, gracias a la fuerza renovadora de la misericordia» (n. 5), porque «el camino de la misericordia es el que nos hace encontrar a tantos hermanos y hermanas que tienden la mano esperando que alguien la aferre y poder así caminar juntos» (n. 16). «El carácter social de la misericordia obliga a no quedarse inmóviles y a desterrar la indiferencia y la hipocresía (…) para que la justicia y una vida digna no sean solo palabras bonitas, sino que constituyan el compromiso concreto de todo el que quiere testimoniar la presencia del reino de Dios» (n. 19). |
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El resultado de las elecciones en Estados Unidos, el auge de la extrema derecha en Europa, los nacionalismos excluyentes, la xenofobia… son síntomas de una situación generada por las políticas y los comportamientos sociales que se rigen por la idolatría del dinero y la codicia sin límites. Unas políticas que han generado permanente inseguridad para muchas personas y familias, brutales desigualdades y exclusión, miedo a estar peor y la desesperación de no ver salida. A esas políticas les viene muy bien el miedo. Las falsas respuestas que algunos proclaman son la mejor manera de que perdure la tiranía del dinero. La idolatría del dinero extiende lo que el papa Francisco llama «el frío aliento del miedo» que nos empobrece y deshumaniza, que nos roba la libertad y la humanidad, que destruye la vida social. Así lo describe en su discurso del pasado 5 de noviembre en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares celebrado en Roma: «Ninguna tiranía se sostiene sin explotar nuestros miedos (…) Los ciudadanos que aún conservan algunos derechos son tentados con la falsa seguridad de los muros físicos o sociales. Muros que encierran a unos y destierran a otros. Ciudadanos amurallados, aterrorizados, de un lado; excluidos, desterrados, más aterrorizados todavía, del otro.
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Del 2 al 5 de noviembre se ha celebrado en Roma el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares, una iniciativa conjunta del papa Francisco, con el Consejo Pontificio de Justicia y Paz y las propias organizaciones populares. El primer encuentro se celebró también en Roma en 2014 y el segundo en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) en 2015. En continuidad con los dos anteriores, este tiene como objetivos: promover el protagonismo de los excluidos en su lucha por Tierra, Techo y Trabajo; contribuir a la construcción de los cambios estructurales que el mundo necesita, apoyados en la propuesta que el papa Francisco ha enunciado en Evangelii gaudium y Laudato si’, ayudar a las organizaciones populares a coordinar acciones a nivel regional e internacional; fortalecer el diálogo y la cooperación entre la Iglesia (a nivel nacional, regional y global) y las organizaciones populares. Desde el mismo anhelo que en los dos anteriores encuentros –Tierra, Techo y Trabajo para todas y todos–, en este ocasión se pone el acento en las propuestas de acción y prestar una especial atención a la degradación de la naturaleza desde la perspectiva de la ecología integral y al drama de los migrantes y refugiados, desplazados de su tierra por las distintas formas de violencia. Porque, como se dijo en el encuentro de Bolivia, «un sistema que no puede brindar tierra, techo y trabajo para todos, que socava la paz entre las personas y amenaza la propia subsistencia de la Madre Tierra, no puede seguir rigiendo el destino del planeta».
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En 1946 los obispos españoles acordaron la creación de un movimiento especializado para los obreros adultos dentro de la Acción Católica. Desde el Consejo Nacional de Hombres de Acción Católica se propuso a Guillermo Rovirosa, que venía trabajando en la Acción Católica de Madrid desde hacía unos años, la tarea de organizar y promover la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). Guillermo aceptó y del 26 de octubre al 3 de noviembre de 1946 se celebró la I Semana Nacional de la HOAC, que fue el comienzo de su andadura como movimiento apostólico obrero. Se cumplen, pues, ahora, los 70 años de vida de nuestro movimiento.
Siete décadas, 70 años de vida eclesial encarnada en el mundo obrero y del trabajo. Porque si algo ha querido ser la HOAC es vida cristiana eclesial en medio de la realidad sufriente del mundo obrero y del trabajo. Con el empeño de reconocer y vivir a Cristo Jesús, «el Divino Obrero de Nazaret», acompañando la vida cotidiana de nuestras hermanas y hermanos trabajadores, para colaborar desde su Evangelio a que sea respetada la sagrada dignidad de cada persona. Como escribió Rovirosa, «la lucha de la HOAC se encamina, en primer lugar, a que todo obrero recobre la conciencia de su dignidad de hombre y de obrero a la luz de Cristo». |
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En el año 2000,
con motivo del Jubileo de los Trabajadores, Juan Pablo II hizo un
llamamiento en favor de una coalición mundial en defensa del trabajo
decente, apoyando así la iniciativa de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT). Toda la Iglesia debe implicarse en este empeño, pues la
afirmación de la dignidad de la persona en el trabajo es misión propia
de la Iglesia en razón de su fidelidad a Cristo en los pobres (Laborem
exercens, 8). Benedicto XVI (Caritas in veritate, 63) reafirmó ese mismo
planteamiento, subrayó lo que significa el trabajo decente para
personas, familias y sociedad. Y destacó el valor central del trabajo
digno para construir una sociedad fraterna. Francisco insiste
constantemente en la importancia decisiva de la dignidad del trabajo y
del trabajo digno para la realización de la dignidad humana, la lucha
contra la pobreza y la configuración de una sociedad que, con el trabajo
de las personas, cuide la vida de todos y la casa común, realizando así
la vocación humana (Laudato si’, 128). También los obispos españoles
(Iglesia, servidora de los pobres, 32) han subrayado que lograr un
trabajo digno debe ser empeño de todos, empeño que reclama la
implicación activa de las comunidades cristianas, en razón de la caridad
y la justicia. |
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La legislatura que se inició con las elecciones del pasado 20 de
diciembre ha sido una legislatura frustrada de la que necesitamos
aprender, los partidos políticos y el conjunto de la sociedad, porque
los pobres –hombres y mujeres– no pueden esperar. |
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En
nuestro editorial de diciembre de 2015
decíamos que las elecciones nos situaban ante dos desafíos
fundamentales: desarrollar la capacidad de diálogo
desde la diversidad y situar la justicia en el centro
de nuestra democracia. Las dos cosas han estado bastante ausentes hasta
hoy. Previsiblemente después de las elecciones del 26 de junio habrá
algunos cambios en la composición del Congreso y del Senado, pero en lo
sustancial estaremos en la misma situación y con los mismos desafíos: la
necesidad del diálogo para escuchar y responder al clamor de las
personas empobrecidas, que es lo único que nos puede hacer avanzar en
justicia y humanidad…,
en fraternidad en definitiva. |
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Se cumplen 125 años de lo que se considera el inicio de la Doctrina
Social de la Iglesia. El 15 de mayo de 1891 el papa León XIII publicaba
la encíclica
Rerum novarum, sobre la situación
de los obreros. Su contexto era el de un liberalismo radical y una
expansión industrial capitalista que degradaron hasta el extremo las
condiciones laborales y de vida de las familias trabajadoras. En esa
situación, el Papa hacía un planteamiento fundamental sobre el trabajo
humano: «A nadie le está permitido violar impunemente la dignidad
humana, de la que Dios mismo dispone con gran reverencia; ni ponerle
trabas en la marcha hacia su perfeccionamiento» (RN 30). |
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Un año antes, en 1890, tal y como se había decidido en el Congreso
Internacional Socialista Obrero de París de julio de 1889, se convocó
por primera vez la celebración internacional del 1º de Mayo, cuya
reivindicación central era la jornada laboral de ocho horas. El éxito de
las manifestaciones hizo que las organizaciones obreras decidieran dar
continuidad a esta cita anual. Con el tiempo, el 1º de Mayo se convierte
en un símbolo de la lucha y solidaridad de los trabajadores y las
trabajadoras por el reconocimiento de su derecho a ser y a vivir
dignamente. En la tradición obrera las «ocho horas de trabajo, ocho
horas de descanso y ocho horas de formación», representaban «vuestro
reingreso en la vida humana, la libertad de cumplir vuestros deberes
hacia vosotros y hacia vuestra clase». |
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#1Mayo | Repensemos un trabajo
decente que construya humanidad
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Comunicado del Primero de Mayo de 2016 • Día Internacional del Trabajo • HOAC y JOC. |
«Juan, tras 20 años en la misma
empresa, se encuentra en el paro con 48 años y pronto dejará de
percibir la prestación. Eloísa, su mujer, ha conseguido ir a
limpiar por horas sueltas, sin contrato, a la vez que atiende a
su madre enferma. David, el hijo mayor, ha dejado la universidad
al recortarle la beca. Ana, la segunda hija, está pendiente del
móvil por si la llaman para cubrir alguna baja. Y Tamara, la
tercera hija, estudia 3º ESO y falta bastante a clase para
cuidar de su sobrina de 2 años».
Como Juan, Eloísa,
David, Ana… hay en nuestro país 4.094.770 personas paradas, y
1.556.600 familias tienen a todos sus miembros en paro. Además:
■ El 12,6% de
los trabajadores en España son pobres (su salario no
les permite salir de la pobreza).
■ 608 trabajadores fallecieron en
2015 víctimas de accidentes laborales,
dos muertes al día.
■ Si miramos al mundo,
21 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso
(según la OIT).
■
La desigualdad sigue creciendo. El 1% más rico de la
población mundial posee más riqueza que el otro 99%. En
España, las 20 personas más ricas disponen de tanto dinero como
los 14 millones de personas más pobres. |
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En una
editorial anterior nos referíamos a la situación de las personas refugiadas que llegan o intentan llegar a Europa y planteábamos que el desgobierno y la indiferencia estaban agravando dramáticamente la vida de millones de personas. Desde entonces la situación se ha hecho más escandalosa.
Por ello adquieren más fuerza unas palabras –que compartimos– publicadas por
Cristianisme i Justicia hace unos meses: «Tenemos que considerar literalmente como criminales aquellas políticas de “seguridad” que tiendan a blindar fronteras y a levantar muros. Es el momento de la solidaridad activa, de la búsqueda conjunta de soluciones, y en esto las opiniones públicas de los países potencialmente acogedores tenemos que ser mucho más conscientes, claras e insistentes ante nuestras autoridades».
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Manifiesto 8 de marzo • Día Internacional de la Mujer Trabajadora • Hermandad Obrera de Acción Católica • Juventud Obrera Cristiana.
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«Como
mujer, siento que lo tenemos aún más difícil para que se
reconozca nuestro protagonismo en la sociedad. Lo veo en
nuestras madres a las que en muchas ocasiones se les exige una
doble jornada (en la oficina y en casa); en una brecha salarial
entre ambos sexos que sigue aumentando en pleno siglo XXI; y en
todos los abusos que nos encontramos como trabajadoras
precarias, poniendo especial énfasis en las mujeres migrantes
que desempeñan una labor de cuidados» (Alba, 25 años).
Con Alba y con todas las mujeres y hombres que sueñan y luchan
por la igualdad y la justicia, celebramos el 8 de marzo el
Día de la Mujer Trabajadora. Una fecha que,
desde 1911, simboliza la lucha de las mujeres trabajadoras por
el reconocimiento de su dignidad, una lucha en la que, hoy más
que nunca, nos tenemos que implicar mujeres y hombres. |
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En la sección de «La Mundialización» de este
número de
Noticias Obreras nos referimos
a la labor de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT)
para combatir la forma de esclavitud que es el trabajo forzoso.
Una realidad que, según los datos de la OIT, padecen al menos 21
millones de trabajadores y trabajadoras en todo el mundo. Esa
situación de estricta esclavitud, en la que trabajadores y
trabajadoras son literalmente forzados a trabajar en condiciones
totalmente degradantes, es un crimen contra la humanidad al que
es necesario y urgente poner fin. |
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El Año de la
Misericordia que celebramos la Iglesia es una llamada a ser
misericordiosos como el Padre (Lc 6, 16). El amor concreto a las
personas, que se conmueve por la miseria y el sufrimiento del
hermano y reacciona para acabar con ese sufrimiento y miseria
para que pueda vivir dignamente, que eso es la misericordia, es
lo que nos hace humanos y lo que construye una vida social justa
y decente. Por eso, en la Bula de Convocatoria del Jubileo
Extraordinario de la Misericordia (Misericordiae
vultus),
el papa Francisco insiste en que la Iglesia «tenemos la
responsabilidad de ser en el mundo signo vivo del amor del
Padre» (n. 4). Para ello es imprescindible que «abramos nuestros
ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos
hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos
provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos
estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan
el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la
fraternidad. Que su grito se vuelva nuestro grito y junto
podamos romper la barrera de la indiferencia» (n. 15). Unamos,
dice Francisco, lo que no se puede separar, justicia y
misericordia, sabiendo que el fundamento de la justicia es el
amor misericordioso. ... |
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La HOAC impulsa la jornada mundial por el Trabajo Decente

Participa en la convocatoria del Movimiento Mundial de
Trabajadores Cristianos (MMTC) con acciones en las redes
sociales y también, junto a organizaciones de inspiración
católica, convocando iniciativas de reflexión, oración, denuncia
y movilización en las diferentes diócesis.
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Leer comunicado ... |
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Hacia la XIII Asamblea General - #haciala13
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IGLESIA, SEVIDORA DE LOS POBRES
1
Junio
2015
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La instrucción pastoral «Iglesia, servidora de los pobres» de la
Conferencia Episcopal Española, es, ante todo, una llamada a poner en el
centro de la vida de la Iglesia, de cada comunidad eclesial y de cada
cristiano, la vida y la situación de sufrimiento de tantas personas y
familias, causado por la pobreza y la exclusión social que han aumentado
escandalosamente en los últimos años. Llamada, también, a que esta sea
la primera preocupación de la sociedad. Las desigualdades y el
empobrecimiento, que debilitan las bases de una sociedad justa, nos
sitúan ante una tarea, social y eclesial, ineludible y de primera
magnitud. |
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«Iglesia, servidora de los pobres» es una llamada a la conversión y al
cambio para hacer verdad en nuestra vidas lo que expresa al fianl de la
instrucción: «Las víctimas de esta situación social sois nuestros preferidos, como lo sois del señor».
Queremos, con todos los cristianos, ser signo en el mundo de la
misericordia de Dios. Y queremos hacerlo con la revolución a la que nos
convoca el papa Francisco: «Todos los cristianos estamos llamados a cuidar a los más frágiles de la Tierra» (n.56)
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MIRAR EL PASADO, LUCHAR
EL PRESENTE, CONSTRUIR EL FUTURO
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COMUNICADO 1º MAYO JOC y HOAC |
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Celebramos
un año más el 1 de mayo, día festivo y reivindicativo para el
movimiento obrero en todo el mundo, y día también de celebración en
nuestra Iglesia, fiesta de San José Obrero, trabajador que nos mostró
la dignidad de ser un obrero, herencia que compartió con el propio
Jesús. |
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Para
la JOC Y la HOAC, movimientos de militantes obreros cristianos, este
día es especial por doble motivo. Como trabajadores, porque lo
celebramos codo con codo con nuestros hermanos para que se realice de
una vez la dignidad que no vemos reconocida, y como cristianos, porque
en Jesús obrero tenemos el mejor fundamento de poder conseguir la
utopía que anhelamos: una sociedad de hermanos donde todos y todas
podamos tener un trabajo digno que nos permita nuestro sostenimiento y
el de nuestras familias, nuestra realización personal y nuestra
contribución a esa sociedad mejor (CV, 63). |
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Celebramos
este 1º de mayo MIRANDO AL PASADO. Esta fiesta nació a finales del
siglo XIX, en París. Se concibió como jornada de lucha reivindicativa y
de homenaje a aquellas y aquellos que murieron por reivindicar los tres
8 -8 horas de trabajo, 8 de descanso y 8 para la relación social- y
marcó un punto de inflexión en el movimiento obrero mundial, de manera
que el 1 de mayo quedó consagrado como día para manifestar la
inalienable dignidad del trabajador frente al capital. Hoy nos seguimos
preguntando ¿cuántas movilizaciones seguirán siendo necesarias para que
se acaben aceptando las más justas reivindicaciones del mundo del
trabajo? ¿Cuántas más para que recobremos la conciencia de la dignidad
de las personas como lo más sagrado? ... |
-- Leer comunicado completo de la JOC y HOAC |
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-- Leer NOTA de D. Antonio Algora Hernando, Obispo responsable de
Pastoral Obrera de la CEE con motivo del 1º de Mayo 2015 |
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Domingo
libre
1
Abril
2015
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La
Alianza Europea por el Domingo Libre de Trabajo
es una coalición de 65 organizaciones cívicas, sindicales y eclesiales
(1) en defensa de medidas que permitan una mejor conciliación de la
vida personal, familiar, social y laboral, y de una regulación más
humana del tiempo de trabajo. Considera que, más que cualquier otro día
de la semana, es imprescindible el «Domingo libre»,
común para todos, con el fin de mejorar la protección de la salud de
trabajadores y trabajadoras y la adecuada relación entre la vida
laboral, personal, familiar y social. Actualmente se está revisando en
la Unión Europea la Directiva del Tiempo de Trabajo (2003/88/CE) y la
Alianza ha hecho un llamamiento para que se avance en el reconocimiento
efectivo del domingo como día común de descanso, salvados lógicamente
los trabajos para garantizar los servicios imprescindibles en la
comunidad. |
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Puede parecer algo anecdótico o incluso fuera de lugar en la situación
que vivimos, pero no lo es. Se trata de algo muy importante en una
sociedad como la nuestra en la que el producir y el consumir tienden a
invadir todo el tiempo de vida de las personas y a extenderse
socialmente a todos y cada uno de los días (pensemos, por ejemplo, en
lo que suponen los horarios comerciales en domingo y otros días
festivos y la facilidad con la que participamos de esa dinámica como si
fuera lo más normal), incluso en medio de un elevado desempleo y de la
extrema precariedad laboral. La pérdida de humanidad que esto supone es
muy grande. De ahí la importancia del día común de descanso, en nuestra
tradición cultural el domingo. |
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Igualdad y cuidado de la vida
1
Marzo
2015
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El filósofo y teólogo Francesc Torralba, en un sugerente libro sobre el
don como característica esencial de nuestro ser y existir (*), dice
cosas como estas: «Nuestra atención a los pequeños y a los que están enfermos o
discapacitados o son ancianos es expresión de una capacidad propiamente
humana, de la lógica del don. En el cuidado aparece un profundo sentir
del valor propio e insustituible de cada ser humano». «El cuidar a otro
tiene valor en si mismo» y el reconocimiento de ese valor se produce
«mediante el cuidado amoroso del otro». Este «cuidar» es esencial para
la vida y para el desarrollo de nuestro ser personas, necesitamos
cuidar y ser cuidados: «sin una estructura de acogida, el ser humano no
puede desarrollarse», porque «el ser humano no se basta a sí mismo»,
necesita «un entorno afectivo e incondicional, donde uno se sabe
aceptado incondicionalmente». Esos entornos o espacios de acogida son
diversos, pero hay dos que son básicos: el seno materno y la casa, el
hogar, la familia. Por eso, «el cuidado y el desarrollo de la autonomía
personal de cada ser humano exige el cuidado a estas dos esferas
fundamentales donde este es acogido». |
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A partir de esta reflexión, podríamos decir que la radical necesidad
humana de cuidado y de estructuras de acogida significa que cuidar la
vida es tarea esencial del ser humano y se expresa en el derecho a la
vida y el derecho a vivir con dignidad que la sociedad debe hacer
posibles. Pues bien, las desigualdades y la discriminación de que son
víctimas tantas mujeres trabajadoras tienen mucho que ver con la
negación práctica de ese derecho a la vida y a vivir. Dado el lugar que
las mujeres ocupan en las esferas básicas de acogida y cuidado de la
vida (en el caso de la maternidad por razones obvias y en el caso de la
familia por cómo hemos construido las relaciones sociales), la negación
del derecho a la vida y a vivir sitúa a las mujeres en una posición de
mayor vulnerabilidad. |
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Extensión
del subempleo
1
Febrero
2015
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En España hay 5,5 millones de personas desempleadas y una altísima tasa
de precarización del empleo. Al menos 750.000 hogares tienen a todos
sus miembros en el paro. Y la cobertura por desempleo ronda el 57%, es
decir, el 43% de las personas sin empleo no tienen ninguna cobertura
pública. En este contexto se firmó el pasado diciembre un acuerdo entre
gobierno, patronal y sindicatos (en vigor desde el 15 de enero) para la
«activación del empleo» y, sobre todo, ayudar a parados y paradas de
larga duración. En principio, es un acuerdo positivo, especialmente por
la gran cantidad de personas desempleadas sin ningún tipo de cobertura.
Pero no es para tirar cohetes. |
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El acuerdo contempla una ayuda económica de 426 euros mensuales y
programas de inserción laboral para personas desempleadas de larga
duración (con más de un año en el desempleo), que hayan agotado todas
las prestaciones, al menos seis meses antes de solicitar la ayuda, que
carezcan de ingresos y tengan «cargas» familiares. Deberán, además,
haber estado trabajando por cuenta ajena en algún momento y estar
inscritos como demandantes de empleo a fecha 1 de diciembre. Requisitos
que excluyen a muchas personas paradas sin cobertura. La ayuda será
compatible con un empleo y, en ese caso, se descontará del salario, es
decir, compartirán los costes la empresa y el servicio público de
empleo. Se estima que se podrán beneficiar entre 400 y 500.000 parados
de larga duración, con un coste entre 1.000 y 1.200 millones de euros.
Con ello se espera que para mediados de 2015 la cobertura por desempleo
podrá llegar al 64% de los desempleados, pero ¡qué cobertura!. |
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... Mantener en el primer
plano de nuestras preocupaciones la realidad de los oprimidos de
la tierra, transparentar la presencia de Dios en esta
historia de dolor y lucha, historia ya cansada de tanta injusticia;
combatir la idolatría de este sistema económico “mentiroso y
criminal” (cf. Jn)… convertirnos “con un corazón puro” a las
exigencias de la justicia divina (cf. Mt)… eso queremos. ¡Bendito
sea Dios! ... |
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leyendo la reflexión de la HOAC con motivo de la Navidad 2014
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Compromiso ético para desenterrar la
justicia
1 Diciembre
2014
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Nuestra sociedad se parece cada vez
más a una ciudad que tras un terrible bombardeo ha quedado reducida a
un montón de escombros. Nuestro edificio social es un montón de
escombros bajo el que está enterrada la justicia, la justicia debida a
las personas, la justicia debida a los empobrecidos. Bajo los escombros
están los derechos de muchas personas, el derecho a ser y vivir de las
personas, de los pobres. |
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El bombardero que ha tirado las bombas que han causado este destrozo
humano es el de la idolatría del dinero, la institucionalización social
del afán de enriquecerse a toda costa. Todo se ha sometido a la cruda y
desalmada lógica del Mercado, convertido en un absoluto, hasta
institucionalizar reglas y normas radicalmente individualistas que dan
rienda suelta a quienes acumulan riqueza sin parar a costa del
empobrecimiento social, dejando montones de víctimas al paso de su
codicia. Y, también, hasta que hemos aceptado socialmente con toda
naturalidad el dominio del dinero y su lógica en nuestras vidas y en
nuestra sociedad. El ídolo del dinero ha sustituido la primacía del ser
humano. El resultado es el montón de escombros en que se ha convertido
nuestro edificio social. |
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La idolatría del dinero se expresa en políticas que generan
desigualdades crecientes y no atienden las necesidades sociales y de
los empobrecidos, porque dan prioridad a la acumulación de riqueza por
unos pocos, en la falsa convicción de que ese comportamiento generará
crecimiento económico que, antes o después, alcanzará a todos. Así, los
que pueden, abusan del poder para enriquecerse. Esas políticas minan
las bases de los derechos laborales, sociales… y de la democracia
misma. Y sitúan en la precariedad, la pobreza y la exclusión a cada vez
más familias. Pero se expresa también en la corrupción de quienes,
abusando del poder que tienen, buscan enriquecerse a costa de lo que
sea. Esas políticas y esa corrupción están estrechamente relacionadas,
tienen un mismo origen. |
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Dignidad y esperanza en el mundo del
trabajo
1 Noviembre
2014
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Del 14 al 16 de noviembre se celebrarán las Jornadas
de Pastoral Obrera, convocadas por el Departamento de Pastoral
Obrera de la Conferencia Episcopal Española. No son unas jornadas más
como las que se vienen celebrando anualmente; las de este año tienen un
carácter especial.
En primer lugar, porque se cumplen ahora veinte años desde que la
plenaria de la Conferencia Episcopal Española aprobara el documento «La
Pastoral Obrera de toda la Iglesia», que reconocía y alentaba para
el futuro una labor que venía de muchas décadas atrás de entrega y
servicio desde el Evangelio al mundo obrero y del trabajo. Con ese
motivo, después del camino recorrido, quienes estamos comprometidos en
la evangelización del mundo obrero queremos renovar, con fuerza y
entusiasmo, ese compromiso de servicio a los trabajadores y
trabajadoras.
Pero, en segundo lugar,
y sobre todo, porque estamos en una nueva situación social y
política que pide a gritos dignidad y esperanza en el mundo del
trabajo, como dice el lema de estas Jornadas. Queremos crecer en que la
vida de cada uno de nosotros, de cada movimiento y comunidad eclesial
que compartimos la situación de las familias trabajadoras, sea más y
mejor una vida comprometida con la sagrada dignidad de las personas
en el mundo del trabajo y un testimonio de esperanza en un mundo
del trabajo que sufre una grave situación de injusticia,
empobrecimiento, vulnerabilidad y, en no pocas ocasiones, exclusión
social. El Evangelio de Jesús reclama dignidad y esperanza
para el mundo obrero y del trabajo, muy en particular para los más
empobrecidos y vulnerables en su seno.
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Una nueva política
1 Octubre
2014
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Hablando de la inclusión social de los pobres, que considera debe ser
el elemento central de una necesaria nueva política preocupada
realmente por el bien común y la justicia debida a la dignidad de la
persona, el Papa Francisco hace una importante llamada a las
comunidades eclesiales: «Cualquier comunidad de la Iglesia, en la
medida en que pretenda subsistir tranquila sin ocuparse creativamente y
cooperar con eficacia para que los pobres vivan con dignidad y para
incluir a todos, también correrá el riesgo de la disolución, aunque
hable de temas sociales o critique a los gobiernos. Fácilmente
terminará sumida en la mundanidad espiritual, disimulada con prácticas
religiosas, con reuniones infecundas o con discursos vacíos» («La
alegría del Evangelio», 207).
Las comunidades cristianas podemos situarnos ante estas palabras y la
seria llamada que implican de dos formas. La primera, pensando que son
dichas para otros, que son otros los que tienen que cambiar. La
segunda, asumiendo con humildad y realismo que son dichas para
nosotros, que somos nosotros los que necesitamos cambiar. La primera
forma de situarse es estéril, la segunda fecunda. En cómo acogemos esa
llamada nos jugamos algo que es esencial para nuestro ser y misión.
Pero esas palabras (y
las dos maneras de situarse ante ellas) son aplicables también al
conjunto de la sociedad y de la vida y la acción política. Lo decisivo
es cómo nos situamos ante los pobres, si sus necesidades y derechos son
o no el centro de nuestros proyectos sociales y políticos. Porque el
centro de la acción política, si ha de ser verdaderamente humana, no
puede ser otro que «ocuparse creativamente y cooperar con eficacia para
que los pobres vivan con dignidad y por incluir a todos». Sin esa
preocupación práctica, cualquier proyecto social y político se
disolverá en la pura apariencia y en discursos vacíos. Mucho más en una
situación como la que hoy padecemos, con un crecimiento tan brutal de
las desigualdades y con una grave fractura social.
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El Sínodo sobre la Familia
1 Septiembre
2014
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El Sínodo de los Obispos sobre «Los desafíos pastorales de la familia
en el contexto de la evangelización», que se desarrollará en dos
momentos de los años 2014 y 2015, es una preciosa oportunidad de toda
la Iglesia para crecer en un mejor servicio a las personas y a la
sociedad y en ser más y mejor una Iglesia «pobre y para los pobres»,
como desea el Papa Francisco y a lo que nos llama constantemente la
fidelidad al proyecto de Jesús de construir una sociedad fraterna.
Es una oportunidad por la importancia vital de la familia para las
personas y para la sociedad, por los muchos desafíos que presenta la
actual situación económica, laboral, social y cultural a la vida de las
familias, y por el inmenso valor que tiene para todo lo humano el
Evangelio de Jesucristo. Aprovechar esta oportunidad depende no solo
del trabajo de la Asamblea de Obispos, sino también de lo que seamos
capaces de hacer todas las comunidades cristianas. Nuestro desafío
común es encontrar caminos concretos para acompañar desde Jesucristo a
las familias y colaborar a abrir a una realización más plenamente
humana la vida concreta de las familias en toda la diversidad de sus
situaciones.
El Instrumento de
Trabajo, elaborado para el Sínodo, después de un importante proceso de
aportaciones desde las iglesias particulares, es de una gran riqueza
para ello. Especialmente importantes nos parecen la perspectiva que
propone para abordar toda la realidad de la familia y la preocupación
esencial que sugiere debe guiar toda la acción de la Iglesia sobre la
familia.
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Reforma fiscal, solidaridad y justicia.
1 Agosto 2014
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El Papa Francisco ha denunciado lo que denomina las teorías del
«derrame», «que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por
la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e
inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido
confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la
bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos
sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los
excluidos siguen esperando («La alegría del evangelio», 54). Sin
embargo, esta teoría, falsa y perniciosa, que es la que hoy sostiene el
llamado «neoliberalismo», es la que domina las políticas económicas que
sufrimos, también las políticas fiscales. Y decimos que es falsa
(además de porque «nunca ha sido confirmada por los hechos») y
perniciosa, precisamente porque mientras rige las políticas económicas,
los excluidos que esas mismas políticas fabrican, «siguen esperando».
Ahí está su mayor falsedad.
Aplicada a las políticas fiscales, esta teoría viene a decir que es
bueno que los que más tienen paguen pocos impuestos, porque así pueden
invertir su riqueza generando crecimiento económico que a todos
beneficia. Esta premisa, que rige desde hace años las políticas
fiscales caracterizadas por constantes reducciones de impuestos (además
de la multitud de facilidades para el fraude y para eludir pagar
impuestos) a quienes más tienen, a las grandes empresas, inversores,
financieros, grandes fortunas…, es burdamente falsa: lo único que sí
logra es más acumulación de la riqueza social en pocas manos, más
desigualdades y más dificultades del Estado para lograr los ingresos
necesarios para responder a las necesidades sociales. Y, mientras
tanto, los excluidos siguen esperando. Esta teoría también sostiene
otra afirmación que no es más que un enmascaramiento de lo anterior,
que es su verdadero objetivo, y que es el «caramelito envenenado» que
se ofrece a quienes soportan en realidad el peso de los impuestos, los
asalariados, los autónomos y las pequeñas empresas. Es la afirmación de
que el dinero está mejor en los bolsillos de los contribuyentes que en
los del Estado. Afirmación que es falsa y engañosa, pero sobre todo
azuza el individualismo frente a la solidaridad. Porque cada uno por sí
solo, sobre todo si tiene ingresos bajos, no puede atender todas sus
necesidades básicas (aunque le «bajen» un poquito los impuestos);
juntos, solidariamente y con un sistema fiscal que redistribuya la
riqueza social, sí podemos responder a esas necesidades básicas de
todos.
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Comunicación al servicio de una cultura
del encuentro
1 Julio 2014
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Con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales, el 1
de junio, el Papa Francisco ha publicado un Mensaje, «Comunicación al
servicio de una auténtica cultura del encuentro», en el que hace un
llamamiento a orientar los medios de comunicación social en la
dirección que nos puede ayudar a superar las enormes fracturas y
desigualdades sociales y derribar los muros que hemos levantado entre
nosotros: promover una cultura del encuentro, del diálogo y la escucha
de los otros. Escuchar y dialogar para «crecer en la comprensión y el
respeto».
Por más que algunos no quieran entenderlo, el resultado de las
elecciones al Parlamento Europeo en nuestro país es una llamada en la
misma dirección. Expresión de una necesidad social que, desde hace
años, está cada vez más clara. Es patente el deseo de un cambio
profundo en nuestro modelo político; un cambio que, ante todo, centre
la atención en las necesidades de las personas y que nos ayude a vivir
la política de otra manera.
En este desafío de cambiar en profundidad las dinámicas sociales y
políticas, sobre todo de centrar la atención en los empobrecidos, los
medios de comunicación social están llamados a jugar un papel
importante, tanto los que podemos denominar «convencionales» como todo
el nuevo mundo de las llamadas «redes sociales». Pero, por lo general,
les falta mucho para jugar ese papel y prestar ese servicio que tanto
necesita nuestra sociedad. Con demasiada frecuencia reflejan el peligro
que denuncia el Papa Francisco. Encerrarse en una esfera hecha de
informaciones y opiniones que solo corresponden a expectativas e ideas
previas o a determinados intereses políticos y económicos. Los medios
de comunicación social necesitan también cambios muy profundos para
avanzar en esa cultura del escuchar, dialogar, respetar…, para
colaborar decididamente a que sea posible una cultura del encuentro que
nos permita caminar juntos, desde la diversidad, en buscar respuestas
efectivas a las fracturas sociales que padecen los pobres y que nos
deshumanizan a todos.
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Noticias
Obreras nº 1559 Junio-2014)
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Convertir en normal lo que es inmoral
1 Junio 2014
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El pasado 13 de mayo, en Soma (Turquía), se produjo un incendio en una
mina de carbón que ha causado la muerte de 300 mineros. Turquía tiene
uno de los peores historiales del mundo en «accidentes» en las minas,
porque las medidas de seguridad son muy deficientes. En la mina de la
empresa Soma Holding, el primer productor de carbón subterráneo de
Turquía, no existían las medidas básicas y exigibles de seguridad, por
eso se ha producido el desastre. Con razón han dicho los sindicatos que
«esto no es ni un accidente ni el destino, es una masacre», y que «el
gobierno turco y los empleadores son los responsables de esta
carnicería; cuando los gobiernos no protegen a sus ciudadanos están
violando uno de los deberes más fundamentales de todo gobierno».
Pues bien, ante esta realidad, además de
reprimir a los que protestaban en la calle por lo ocurrido, el primer
ministro turco Erdogan, ha dicho que «estos accidentes ocurren», como
si fuera algo normal. Pero no es normal, es una enorme inmoralidad. Con
demasiada frecuencia se presenta lo inmoral como normal. Las debidas
medidas de seguridad en el trabajo no existen para muchos trabajadores
y trabajadoras del mundo porque tienen costes económicos, y se elige la
mayor rentabilidad antes que la protección de la vida de las personas,
se pone en peligro la vida para ganar más. Esa es la cruda realidad que
siempre se quiere eludir cuando se producen desastres como este.
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Noticias
Obreras nº 1558 Abril-2014)
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Mirar cara a cara a los pobres
1 Abril 2014
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En “Evangelii gaudium” (La alegría del Evangelio) el Papa Francisco
dice que “el imperativo de escuchar el clamor de los pobres se hace
carne en nosotros cuando se nos estremecen las entrañas ante el dolor
ajeno” (n. 193) y que esto es posible cuando vivimos con “una atención
puesta en el otro” (n. 199). Seguramente muchos comportamientos
personales, actitudes, prácticas y mentalidades sociales,
planteamientos y decisiones de las instituciones políticas, cambiarían
si viviéramos más desde esa atención al otro y nos dejáramos afectar
realmente por el dolor ajeno. Ahí está lo que más, desde la raíz, nos
hace humanos, lo que puede sacar lo mejor de nosotros mismos. Muchas
cosas cambiarían si fuéramos capaces de mirar cara a cara a los pobres.
Con demasiada facilidad sepultamos nuestra
humanidad enterrándola en ideas y discursos que impiden mirar cara a
cara la realidad y que son una ofensa, una más, a los pobres. Es lo que
ocurre con esos discursos del “estamos saliendo de la crisis” que
ignoran de hecho la realidad de sufrimiento de tantas personas y
familias. Discursos que hablan de cifras y números cuando se trata de
otra cosa, de personas. Es lo que ocurre con los trágicos hechos
ocurridos en la frontera de Ceuta, con la situación cotidiana de
nuestra frontera sur, y particularmente con los discursos sobre la
inmigración que hablan de “avalanchas” de inmigrantes, de “razones de
Estado”…, que desvían la atención de lo verdaderamente importante: se
trata de personas, de seres humanos. Este hecho tan simple y elemental
es el que se ignora en la práctica en las políticas migratorias de la
Unión Europea que, por eso, son un desastre y una cruel inhumanidad.
Porque no es solo la frontera sur española, ahí está Lampedusa y tantos
lugares más donde se viven los trágicos efectos de no saber o no querer
mirar la realidad de frente. Mirar cara a cara a los pobres, en este
caso a los inmigrantes, víctimas del abismo de desigualdad que hemos
creado en nuestro mundo.
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Noticias
Obreras nº 1557 (Marzo-2014)
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Individualismo o Comunión
1 Marzo 2014
Se cumplen ahora cincuenta años de la muerte de Guillermo Rovirosa. El
que fuera arzobispo de Tarragona, Josep Pont i Gol, dijo de él que
«desde el día de su conversión vivió totalmente para conocer, amar e
imitar, con creciente fidelidad y amor, el ser y el hacer de Jesús». En
efecto, su vida estuvo llena de la experiencia del amor de Jesucristo,
de un gran amor a Jesucristo, a la Iglesia y a los pobres. Tres cosas
para él inseparables, una sola cosa en realidad. Por eso dedicó su vida
a organizar la HOAC como instrumento de la Iglesia para hacer presente
la Buena Noticia de Jesucristo en el mundo obrero y del trabajo, en
particular en los trabajadores más débiles y empobrecidos.
Este número de «Noticias Obreras» está dedicado a mostrar la actualidad
y el valor de su vida para el hoy de la Iglesia y del mundo obrero y
del trabajo. En estas líneas queremos destacar tres rasgos de su vida
que nos parecen especialmente importantes hoy. Los presentamos con el
hilo conductor de dos «lógicas» completamente distintas en la
construcción de nuestra humanidad y de nuestra sociedad, dos «lógicas»
centrales en la propuesta de Rovirosa para el mundo obrero y del
trabajo: individualismo o comunión. Una raíz fundamental de los
problemas, las injusticias, el empobrecimiento, la deshumanización que
padecemos, está en que seguimos demasiadas veces la «lógica» del
individualismo; las respuestas están en seguir la «lógica» de la
comunión, la «lógica» del Dios de Jesucristo, la que responde realmente
a la vocación de nuestra humanidad.
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Noticias
Obreras nº 1556 (Febrero-2014)
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La necesidad de diálogo social sobre la
moral
1 Febrero 2014
En nuestra opinión lo que más claramente pone de manifiesto la polémica
suscitada por el anteproyecto de ley del aborto planteado por el
Gobierno del PP es la necesidad que tenemos de crecer en la capacidad
de diálogo social sobre la moral, sobre lo que consideramos que nos
ayuda o no a crecer en humanidad. Un diálogo importante no solo en este
grave problema del aborto, sino en todos los problemas y necesidades
sociales. Porque, aunque no se pueden identificar legalidad y
moralidad, todas las leyes y todas las decisiones políticas tienen unos
presupuestos morales sobre los que necesitamos dialogar para construir
una convivencia social más justa y humana. Ese diálogo hemos de hacerlo
desde el reconocimiento cordial de que existen, legítimamente, diversas
maneras de entender lo que es moral y lo que no lo es. Pero lo que no
podemos hacer es eludir esa dimensión moral de la vida y la acción
política.
Precisamente esto último es lo que nos parece que se hace cuando se
plantea la cuestión del aborto en términos como estos: tenemos una
buena ley, una ley de plazos, hecha por el gobierno «progresista» del
PSOE, que parte del reconocimiento del derecho de las mujeres a decidir
y por eso establece que el aborto es un derecho de la mujer; y ahora
llegan estos «retrógrados» del PP y quieren imponer una mala ley, una
ley de supuestos, que niega que el aborto sea un derecho; además, esto
el PP lo hace para contentar a los sectores más conservadores e
imponiendo la moral particular, religiosa, de los sectores más
retrógrados de la Iglesia católica.
En este planteamiento hay, al menos, dos afirmaciones que nos parecen
más que discutibles: que el aborto sea un derecho y que quienes
pensamos y defendemos lo contrario queramos imponer a todos nuestra
moral «particular» o «privada». La primera, que el aborto sea un
derecho, necesita de una detenida reflexión. ¿Puede ser un derecho de
alguien interrumpir el proceso normal de desarrollo de la vida de un
ser humano? Nosotros creemos que no. Porque de lo que estamos hablando
es de eso, del valor que otorgamos a la vida humana. ¿No merece esto,
al menos, un diálogo más detenido, escuchar razones, buscar acercar
posturas…? Nos parece que sí. Porque quienes pensamos que el aborto es
en realidad un drama, tenemos razones para hacer esa afirmación.
Razones morales basadas en la fe en Dios, pero también en convicciones
humanistas.
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Noticias
Obreras nº 1555 (Enero-2014)
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La alegría del Evangelio de la
fraternidad y la justicia
1 Enero 2014
La exhortación apostólica «Evangelii gaudium» (La alegría del
Evangelio) del Papa Francisco es una propuesta de vida impresionante.
Una invitación a que repensemos nuestra vida, personal, social,
eclesial, para crecer en fidelidad a la Buena Noticia de Jesucristo,
porque en ella está el camino de nuestra realización humana, de nuestra
felicidad personal y social. El Papa Francisco nos invita a fijarnos en
lo más importante, en lo que es central y sustancial para nuestras
vidas. De la gran riqueza de la exhortación queremos subrayar algo de
lo que nos parece más sustancial.
Lo central y sustancial está en Jesucristo, es Jesucristo, y, en Él,
está en la sagrada dignidad de toda persona y en la sagrada dignidad de
la vida de los pobres que reclama justicia. Lo decisivo es mirar, como
Jesucristo, nuestras vidas, nuestro mundo y nuestra Iglesia, desde la
misericordia, desde el amor concreto a las personas concretas. La
misericordia es la gran fuerza transformadora de nuestras vidas y de
nuestro mundo: «Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto,
y amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y
cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y
fragilidades. La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos»
(n. 183).
Por eso, la «transformación misionera de la Iglesia» pasa por salir de
sí misma, por volcarse desde la misericordia en afirmar prácticamente
la sagrada dignidad de la persona, por unir nuestra vida a la vida
cotidiana de las personas, en particular de los pobres: «Prefiero una
Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que
una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las
propias seguridades (…) Más que el temor a equivocarnos, espero que nos
mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa
contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las
costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una
multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse. “¡Dadles vosotros
de comer!” (Mc 6, 37)» (n. 49).
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Noticias
Obreras nº 1554 (Diciembre-2013)
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Los medios de comunicación social
1 Diciembre 2013
La exhortación apostólica «Evangelii gaudium» (La alegría del
Evangelio) del Papa Francisco es una propuesta de vida impresionante.
Una invitación a que repensemos nuestra vida, personal, social,
eclesial, para crecer en fidelidad a la Buena Noticia de Jesucristo,
porque en ella está el camino de nuestra realización humana, de nuestra
felicidad personal y social. El Papa Francisco nos invita a fijarnos en
lo más importante, en lo que es central y sustancial para nuestras
vidas. De la gran riqueza de la exhortación queremos subrayar algo de
lo que nos parece más sustancial.
Lo central y sustancial está en Jesucristo, es Jesucristo, y, en Él,
está en la sagrada dignidad de toda persona y en la sagrada dignidad de
la vida de los pobres que reclama justicia. Lo decisivo es mirar, como
Jesucristo, nuestras vidas, nuestro mundo y nuestra Iglesia, desde la
misericordia, desde el amor concreto a las personas concretas. La
misericordia es la gran fuerza transformadora de nuestras vidas y de
nuestro mundo: «Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto,
y amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y
cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y
fragilidades. La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos»
(n. 183).
Por eso, la «transformación misionera de la Iglesia» pasa por salir de
sí misma, por volcarse desde la misericordia en afirmar prácticamente
la sagrada dignidad de la persona, por unir nuestra vida a la vida
cotidiana de las personas, en particular de los pobres: «Prefiero una
Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que
una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las
propias seguridades (…) Más que el temor a equivocarnos, espero que nos
mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa
contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las
costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una
multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse. “¡Dadles vosotros
de comer!” (Mc 6, 37)» (n. 49).
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Noticias
Obreras nº 1552 (Octubre-2013)
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Trabajo decente
1 Octubre 2013
El 7 de octubre se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.
Desde el año 1999, la Organización Internacional del Trabajo está
impulsando este objetivo de lograr un trabajo decente como elemento
fundamental para combatir el empobrecimiento y caminar hacia una
sociedad decente, más justa y humana. El movimiento sindical
internacional ha hecho de esta jornada un símbolo de la lucha contra el
desempleo, la subocupación y la precariedad laboral. Este año el
Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa realiza también una
campaña de denuncia reclamando trabajo decente para todos.
Ya en el año 2000 el Papa Juan Pablo II expresó el apoyo al objetivo
planteado por la OIT y la necesidad de la implicación de todos, también
de las comunidades cristianas, en la lucha por el trabajo decente:
«Todos debemos colaborar para que el sistema económico en el que
vivimos no altere el orden fundamental de la prioridad del trabajo
sobre el capital, del bien común sobre el privado (…) Es muy necesario
constituir en el mundo una coalición en favor del trabajo digno»
(Discurso al Mundo del Trabajo, 1º de Mayo de 2000).
En los últimos años ha empeorado la situación de muchos trabajadores en
todo el mundo, por la extensión del paro y de la precariedad laboral,
por la negación práctica cada vez más evidente de los derechos de las
personas en el trabajo. Se ha extendido el empobrecimiento y la
vulnerabilidad de muchos trabajadores y trabajadoras, de muchas
familias trabajadoras. La causa la denunciaba recientemente el Papa
Francisco con toda claridad: «La sociedad no es justa si no ofrece a
todos un trabajo o explota a los trabajadores (…) No pagar lo justo, no
dar trabajo, porque solo se ven los balances, solo se ve cuánto
provecho puedo sacar…¡Esto va contra Dios! Las personas son menos
importantes que las cosas que producen beneficios para los que tienen
el poder político, social, económico» (Homilía con motivo del 1º de
Mayo de 2013).
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Noticias
Obreras nº 1553 (Noviembre-2013)
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Hermanos y hermanas nuestras
1 Noviembre 2013
El 3 de octubre naufragó cerca de la isla italiana de Lampedusa una
embarcación en la que viajaban hacinadas más de 500 personas, africanos
que intentaban llegar a Europa. Murieron al menos 359 personas. El 11
de octubre se produjo otro naufragio en el que murieron más de 50
personas. Estos hechos son una trágica normalidad que se viene
produciendo desde hace años, en medio de una generalizada indiferencia.
Se habla de que en los últimos 25 años han muerto en aguas cercanas a
Lampedusa 20.000 personas.
Lampedusa es uno de los lugares más importantes de llegada de africanos
a Europa. Son personas que intentan huir de la pobreza y la violencia,
buscando oportunidades de vida. Pero se ven obligadas a hacerlo
escondiéndose, poniéndose en manos de traficantes que les cobran mucho
dinero por una travesía en muy malas condiciones. Se ven obligados a
poner en peligro su vida porque la Unión Europea tenemos una ciega e
inhumana política de cierre de fronteras. Por eso muchos lo que
encuentran no son las oportunidades de vida que buscan, sino la muerte.
Si llegan a Lampedusa son «ilegales». Lo que sí encuentran es la
solidaridad de muchos de los habitantes de la isla que hacen lo posible
por acogerlos y atenderlos.
En julio el papa Francisco visitó Lampedusa. Expresó su dolor por lo
que allí ocurre y mostró su solidaridad con los africanos y con los
habitantes de la isla. Denunció el desastre humano que provocan unas
políticas migratorias completamente equivocadas y reclamó lo que más
falta hace para cambiarlas: humanidad y fraternidad. Habló de un grave
mal que nos aqueja, «la globalización de la indiferencia» y lanzó una
pregunta que nos incomoda profundamente: «¿quién es el responsable de
la sangre de estos hermanos y hermanas nuestras?». Porque ahí está la
raíz del problema, no aceptamos esta verdad fundamental: esas personas
que mueren en el intento de llegar a Europa son hermanos y hermanas
nuestras, de los que deberíamos sentirnos responsables. Y como no la
aceptamos, no actuamos en consecuencia. Como dijo el papa Pablo VI hace
ya muchos años: «El mundo está enfermo. Su mal está… en la falta de
fraternidad entre los hombres y entre los pueblos» («Populorum
progressio», 66).
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Noticias
Obreras nº 1552 (Octubre-2013)
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Trabajo decente
1 Octubre 2013
El 7 de octubre se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.
Desde el año 1999, la Organización Internacional del Trabajo está
impulsando este objetivo de lograr un trabajo decente como elemento
fundamental para combatir el empobrecimiento y caminar hacia una
sociedad decente, más justa y humana. El movimiento sindical
internacional ha hecho de esta jornada un símbolo de la lucha contra el
desempleo, la subocupación y la precariedad laboral. Este año el
Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa realiza también una
campaña de denuncia reclamando trabajo decente para todos.
Ya en el año 2000 el Papa Juan Pablo II expresó el apoyo al objetivo
planteado por la OIT y la necesidad de la implicación de todos, también
de las comunidades cristianas, en la lucha por el trabajo decente:
«Todos debemos colaborar para que el sistema económico en el que
vivimos no altere el orden fundamental de la prioridad del trabajo
sobre el capital, del bien común sobre el privado (…) Es muy necesario
constituir en el mundo una coalición en favor del trabajo digno»
(Discurso al Mundo del Trabajo, 1º de Mayo de 2000).
En los últimos años ha empeorado la situación de muchos trabajadores en
todo el mundo, por la extensión del paro y de la precariedad laboral,
por la negación práctica cada vez más evidente de los derechos de las
personas en el trabajo. Se ha extendido el empobrecimiento y la
vulnerabilidad de muchos trabajadores y trabajadoras, de muchas
familias trabajadoras. La causa la denunciaba recientemente el Papa
Francisco con toda claridad: «La sociedad no es justa si no ofrece a
todos un trabajo o explota a los trabajadores (…) No pagar lo justo, no
dar trabajo, porque solo se ven los balances, solo se ve cuánto
provecho puedo sacar…¡Esto va contra Dios! Las personas son menos
importantes que las cosas que producen beneficios para los que tienen
el poder político, social, económico» (Homilía con motivo del 1º de
Mayo de 2013).
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Noticias
Obreras nº 1549 (Abril-2013)
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Pensiones y Salarios
1 Julio 2013
La nueva reforma del sistema de pensiones decidida por el Gobierno y la
propuesta del Banco de España de legalizar la contratación con sueldos
inferiores al salario mínimo, inciden en lo mismo: reducir los medios
de vida de los trabajadores y trabajadoras, empobrecerlos más. Este es
un elemento fundamental, quizá el más importante, que se ignora
sistemáticamente: el salario es, en el caso de los trabajadores con
empleo, y la pensión en el caso de los trabajadores jubilados, su medio
de vida y el de sus familias, normalmente su único medio de vida.
Hablamos, pues, de la vida de las personas y familias, de lo que exige
su dignidad y los derechos vinculados al reconocimiento de la dignidad
de las personas: un salario suficiente para vivir de acuerdo a su
dignidad y una pensión igualmente suficiente.
Pero quienes toman esas decisiones hablan de otra cosa, de algo que
llaman «economía», que pretenden plantear como algo técnico y
científico, pero que nace de aplicar unos principios ideológicos muy
concretos. Por una parte, hay que reducir, sea como sea, la cantidad de
dinero público dedicado a las pensiones para desviarlo al pago de los
intereses de la deuda (lo primero, según su «economía») y para
incentivar, en los que puedan, los planes privados de pensiones, el
negocio privado. Por otra, hay que abaratar los costes salariales para
lograr empleos mucho más baratos y rentables para la «economía»; así se
fomenta el empleo, dicen.
¿Qué pasa entonces con las personas? Que pagan un precio muy alto: más
insuficiencia de muchas pensiones ya de por sí muy bajas de muchos
pensionistas; y más precariedad y empobrecimiento de muchos
trabajadores, más sumisos y disponibles para aceptar lo que sea para
sobrevivir. Este es el gran mal de fondo de este planteamiento
ideológico: que considera los derechos vitales de las personas como un
simple derivado de la «economía», en lugar de plantear, como es
moralmente exigible desde el reconocimiento efectivo de la dignidad de
las personas, que la consideración de los derechos de las personas debe
ser principio regulador de la economía.
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Noticias
Obreras nº 1545 (Abril-2013)
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Un crimen contra la humanidad
1 Abril 2013
Cada año mueren en el mundo 2.300.000 personas víctimas de accidentes y
enfermedades laborales: 6.300 cada día. En España cada día 2
trabajadores fallecen por accidente laboral, 14 sufren un accidente
grave y 44 son víctimas de una enfermedad laboral. En los últimos diez
años han muerto en accidentes laborales 11.522 trabajadores y
trabajadoras. Este hecho constituye uno de los mayores atentados contra
la vida en nuestro mundo. Es un crimen contra la humanidad. Lo es
porque gran parte de esos accidentes y enfermedades son evitables. No
se producirían si el trabajo se realizara en otras condiciones, si se
organizara de otra manera, si se utilizaran para evitarlo los
conocimientos y los medios técnicos de que disponemos.
El 28 de Abril, Jornada Mundial de la Seguridad y la Salud en el
Trabajo, pretende que no olvidemos este crimen y asumamos la
responsabilidad de hacer todo lo posible para acabar con él. Esta
jornada de denuncia y movilización sindical nos llama a que, cada día,
tengamos presentes a las víctimas y a sus familias, crezcamos en
conciencia social de la enorme gravedad de esta situación,
reivindiquemos y luchemos por condiciones de trabajo dignas y seguras
para las personas. Su cercanía al 1º de Mayo es muy significativa. El
1º de Mayo es un signo de la historia de la lucha por el reconocimiento
efectivo de la dignidad de las personas en el trabajo. Y precisamente
la negación de la dignidad de las personas en el trabajo es la raíz del
crimen contra la humanidad que son esos 2.300.000 personas que mueren
cada año víctimas de accidentes y enfermedades laborales.
«El derecho a un ambiente de trabajo y a procesos productivos que no
comporten perjuicio para la salud de los trabajadores» es un derecho
fundamental de las personas (Compendio de la Doctrina Social de la
Iglesia, 301). Derecho que es sistemáticamente violado. A veces por
condiciones horrorosas de trabajo, sin medida alguna de seguridad, que
provocan «accidentes» en los que mueren muchos trabajadores y
trabajadoras (como, por ejemplo, los frecuentes accidentes en minas de
muchos lugares del mundo o los incendios en fábricas textiles
asiáticas). Otras por las malas condiciones de trabajo y el
incumplimiento de las medidas de seguridad, provocadas por la creciente
precarización del empleo (como ha ocurrido y ocurre en nuestro país
entre otros muchos). Pero también, en una situación como la actual, por
el chantaje permanente del desempleo masivo y el empleo al precio que
sea, que deterioran gravemente la salud de trabajadores y trabajadoras.
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Noticias
Obreras nº 1544 (Febrero-2013)
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Lógica mercantil
6 Febrero 2013
Algunos gobiernos están utilizando el pretexto de la crisis económica y
de la falta de recursos en los presupuestos públicos (provocada por la
decisión política de dar prioridad absoluta al pago de los intereses
usureros de la deuda) para extender aún más en la vida social la lógica
mercantil y entregar al negocio privado cada vez más aspectos de la
vida social, incluidos bienes básicos que responden a derechos
fundamentales de las personas, como es el caso de la
sanidad. Antes ya se hizo con empresas públicas y la gestión de
servicios sociales.
Esta opción política no tiene nada que ver con las necesidades
sociales, ni es algo ineludible. Es una decisión política vinculada a
la ideología neoliberal, la que propagan los más poderosos
económicamente para defender sus intereses ilegítimos. Una ideología
que es contraria al bien común y difunde «la convicción de que el
crecimiento económico se ha de conseguir incluso a costa de erosionar
la función social del Estado y de las redes de solidaridad de la
sociedad civil, así como de los derechos y deberes sociales» (Benedicto
XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2013, n. 4).
Que los gobiernos sucumban a estas pretensiones, como hace tiempo está
ocurriendo, es síntoma de su falta de voluntad de servir a la sociedad
haciendo frente a las pretensiones insaciables de los más ricos. Las
políticas que buscan extender la lógica mercantil en la vida social
sufren un grave extravío, pues ignoran que «la actividad económica no
puede resolver todos los problemas sociales ampliando sin más la lógica
mercantil» (Benedicto XVI, «Caritas in veritate», 36). Antes al
contrario, la lógica mercantil sin límites es fuente de una creciente
desigualdad e injusticia social y aparta al ser humano de su vocación a
la comunión social.
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Noticias
Obreras nº 1543 (Enero-2013)
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Caridad política
31
Diciembre 2012
Caridad y política son dos palabras muy desprestigiadas en nuestra
sociedad por una visión deformada de ambas. Por caridad se entiende
frecuentemente «limosna», «asistencialismo», la mera ayuda puntual que
damos a alguien y que no se plantea la lucha por la justicia, porque no
ve más o porque quiere eludirla. Por política se suele entender «lo que
hacen los políticos», identificándola con un entramado de intereses,
privilegios, manipulaciones…, «todos son iguales», alejada de las
necesidades sociales, ajena a nosotros y en la que no queremos
implicarnos, lejos de nuestra vida cotidiana, algo de lo que somos
espectadores y no actores.
Sin embargo, necesitamos las dos cosas como el aire que respiramos:
vivir la caridad y vivir la política como algo propio, profundamente
humano y necesario para construir humanidad. Pero entendidas de otra
manera. La caridad es el amor que nos hace capaces de poner por delante
lo que necesita el otro, que nos lleva a poner la vida al servicio de
que el otro viva, realice su humanidad y así crezcamos juntos como
personas. En particular es la reacción ante el sufrimiento del otro,
especialmente el sufrimiento injusto de los empobrecidos, que nos lleva
a hacer todo lo posible por eliminar ese sufrimiento y a sentir que no
hay excusa posible para no hacerlo. La política es la actividad de toda
la sociedad, de las personas, de las organizaciones sociales, de las
instituciones…, para colaborar a construir una vida social más justa y
humana, relaciones sociales de mayor fraternidad.
De esa caridad y de esa política es de la que decimos que necesitamos
como del aire que respiramos. Y necesitamos vivirlas juntas, uniendo
amor y justicia. Porque ese amor es el que fundamenta la lucha por la
justicia y porque sin esa lucha por la justicia en realidad no hay
amor. A eso es a lo que la Iglesia llamamos (y practicamos mucho menos
de lo que debiéramos) «caridad política». Necesitamos, todos, crecer en
vivir la caridad política que «no se trata solo ni principalmente de
suplir las deficiencias de la justicia, aunque en ocasiones sea
necesario hacerlo. Ni mucho menos se trata de encubrir con una supuesta
caridad las injusticias de un orden establecido y asentado en profundas
raíces de dominación o explotación. Se trata más bien de un compromiso
activo y operante, fruto del amor cristiano a los demás hombres,
considerados como hermanos, en favor de un mundo más justo y más
fraterno, con especial atención a las necesidades de los más pobres»
(CEE, «Los Católicos en la Vida Pública», 61).
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La Navidad y los ricos
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Reflexión
de Álvar Miralles (Consiliario General de la Hoac))
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Noticias
Obreras nº 1542 (Octubre-2012)
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La quiebra de la democracia
30
Noviembre 2012
La huelga
y las movilizaciones sociales del pasado 14 de La huelga y las
movilizaciones sociales del pasado 14 de noviembre han tenido un
planteamiento muy claro: las decisiones políticas que se están tomando
son injustas porque están empobreciendo a miles y miles de familias,
están empobreciendo a los empobrecidos, están haciendo retroceder los
derechos laborales y sociales de personas y familias; y no están
representando nada para que quienes han provocado la crisis paguen la
enorme deuda que tienen con la sociedad, continúan enriqueciéndose
mientras los pobres son empobrecidos cada vez más; están construyendo
una sociedad cada vez con mayores desigualdades; por eso se pide
modificar de raíz esas políticas.
El Gobierno responde que no va a rectificar, que continuará con las
mismas políticas, porque no hay otro camino para recuperar la economía.
Insiste, además, en que la huelga y las movilizaciones perjudican «la
imagen» de España. Es curiosa esa preocupación por «la imagen», porque
contrasta con la cruda realidad. La realidad de seis millones de
desempleados con unas políticas que siguen favoreciendo la destrucción
de empleo, de ocho millones de personas que subsisten solo con la
asistencia social, de dos millones de familias sin ingresos, de más de
dos millones de niños y niñas viviendo por debajo del umbral de la
pobreza, de los miles de familias a las que una ley hipotecaria que
legaliza el robo y la práctica usurera de los bancos ha dejado sin
casa, de la reducción de las prestaciones por desempleo, del absoluto
deterioro de los derechos de trabajadores y trabajadoras, del deterioro
de la sanidad y la educación por recortes sin fin… Esa es la realidad.
¿De qué «imagen» está preocupado el Gobierno?
Esa realidad muestra una profunda quiebra social que se expresa en el
aumento incesante de los empobrecidos y de las desigualdades. Continuar
con las mismas políticas que han conducido a esa quiebra social,
diciendo que son la única política posible para recuperar la economía,
es utilizar a las personas como si fueran cosas. Porque no es
simplemente que se estén imponiendo sacrificios a las personas, es que
se está sacrificando a las personas en nombre de una supuesta
recuperación económica que no se ve por ninguna parte. Lo que se está
haciendo es ignorar un principio básico de humanidad, que es el que
permite construir una sociedad más justa: las personas siempre deben
ser lo primero. Así lo recordaba al inicio de la crisis Benedicto XVI:
«El primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la
persona en su integridad, pues el hombre es el autor, el centro y el
fin de toda la vida económico-social» («Caritas in veritate», 25)..
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Obreros
Cristianos de Portugal y España ante la jornada europea del 14-N
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el comunicado
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Noticias
Obreras nº 1540 (Octubre-2012)
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Iglesia de Jesucristo, Iglesia de los
pobres
30 Septiembre 2012
El 11 de octubre de 2012 se celebra el 50º aniversario de la apertura
del Concilio Ecuménico Vaticano II. Esta fecha es la que ha escogido
Benedicto XVI para proclamar un Año de la Fe. Será una ocasión propicia
para que comprendamos con mayor profundidad que el fundamento de la fe
cristiana es «el encuentro con un acontecimiento, con una Persona,
Jesucristo, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una
orientación decisiva» («Deus caritas est», 1).
Ese mismo 11 de octubre, pero del año 1962, se inauguraba la primera
sesión del Concilio Vaticano II. Un concilio que contribuyó
decisivamente a cambiar en profundidad la vida de la Iglesia en mayor
fidelidad al Evangelio de Jesús, a pesar de sus lógicas limitaciones, y
que ha dado muchos frutos en la vida de la Iglesia en favor de su
servicio a la humanidad. Un concilio que en no pocos aspectos es hoy
más un desafío que una realidad en la vida de la Iglesia, siempre
necesitada de conversión a Jesucristo y de renovación. Un concilio que
sigue siendo un camino abierto para hoy y para el futuro.
Aquí es imposible aunque solo fuera enumerar toda la riqueza del
Concilio Vaticano II y lo que significa hoy para nuestra Iglesia. Por
eso, solo vamos a subrayar un aspecto que destacaron los dos papas del
Concilio. Juan XXIII invitó al Concilio a tener ante el mundo una
mirada y una actitud de «misericordia», para servir mejor a la
humanidad reconociendo y ayudando a reconocer la presencia amorosa del
Dios de Jesús en nuestro mundo y nuestra historia. Pablo VI subrayó, en
ese mismo sentido, que en el Concilio «hemos aprendido a amar más
y servir mejor». ...
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Noticias
Obreras nº 1539 (Septiembre-2012)
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Decisiones injustas e inmorales.
31 Agosto 2012
Parece que
vivamos en el país de los eufemismos. El diccionario de la Real
Academia de la Lengua define «eufemismo» como un «modo de decir para
expresar son suavidad o decoro ideas cuya recta y franca expresión
sería dura o malsonante». La verdad es que se podría decir más claro:
es no llamar a las cosas por su nombre, a veces con la intención de
ocultar la realidad. Eufemismos como «ajustes», «austeridad»,
«racionalización»…, que utilizan algunos responsables políticos para
explicar sus decisiones son, más que otra cosa, un intento de
ocultar la realidad.
La política que comenzó a practicar el gobierno del PSOE y ha llevado
al extremo el gobierno del PP, caracterizada sobre todo por poner el
acento en el recorte drástico del gasto público, es, desde un punto de
vista «técnico», más que discutible. A la vista están sus resultados
económicos: los recortes no tienen fin porque la situación no mejora
con esa política sino todo lo contrario. De hecho, desde un punto
de vista «técnico» esas políticas son criticadas por economistas que
opinan que es necesario tomar otras decisiones bien distintas, porque
las que se están tomando solo deterioran cada vez más la economía e
incrementan las desigualdades sociales. La tan repetida afirmación del
Gobierno de que no es posible hacer otra cosa también es discutida
desde este punto de vista «técnico».
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Noticias
Obreras nº 1538 (Agosto-2012)
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Trabajo, pobres y organización social.
31 julio 2012
En
su encíclica sobre el trabajo humano («Laborem exercens»), Juan Pablo
II, recogiendo una larga tradición en la reflexión social de la
Iglesia, hacía dos afirmaciones que son hoy de enorme actualidad e
importancia. La primera se refiere al trabajo humano como clave
esencial de la organización de la vida social, si se piensa ésta desde
la búsqueda de «hacer la vida humana más humana»: «El trabajo
humano es una clave, quizá la clave esencial, de toda
la cuestión social, si tratamos de verla verdaderamente desde el punto
de vista del bien del hombre» (LE 3). La segunda a la causa de la
dignidad de las personas en el trabajo como esencial para la justicia
social, porque su negación fabrica empobrecidos, y como central para el
ser y la misión evangelizadora de la Iglesia: «Para realizar la
justicia social (…) son siempre necesarios nuevos movimientos de
solidaridad de los hombres del trabajo. Esta solidaridad debe estar
siempre presente allí donde
lo requiere la degradación social del sujeto del trabajo, la
explotación de los trabajadores y las crecientes zonas de miseria e
incluso de hambre. La Iglesia está vivamente comprometida en esta
causa, porque
la considera como su misión, su servicio, como verificación de su
fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la “Iglesia de los
pobres”. Y los “pobres” (…) aparecen en muchos casos como resultado
de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien
sea porque se limitan las posibilidades del trabajo –es decir por la
plaga del desempleo–, bien porque se desprecia el trabajo y los
derechos que fluyen del mismo» (LE 8).
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Noticias
Obreras nº 1537 (Julio-2012)
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Otro ataque del individualismo a las
pensiones
30 junio 2012
Con todo el
ruido sobre el sistema financiero está pasando casi desapercibido el
grave peligro que se cierne sobre el sistema público de pensiones.
Una vez más se está utilizando la crisis como pretexto para seguir
minando una de las conquistas sociales más importantes de los
trabajadores y trabajadoras: un sistema público que garantice
pensiones dignas para la vejez.
Un día se hacen insinuaciones sobre las dificultades de tesorería de la
Seguridad Social; otro se habla de que será necesario acelerar la
entrada en vigor de la reforma del sistema de pensiones aprobada en
2011; otro la OCDE, organismo internacional defensor a ultranza de las
perniciosas políticas neoliberales, vuelve a lanzar el mensaje de
que los sistemas públicos de
pensiones no son sostenibles, que son precisos los planes privados de
pensiones…, e incluso habla de plantear la obligatoriedad de cotizar a
planes privados de pensiones complementarios de las pensiones públicas,
otro…
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Noticias
Obreras nº 1536 (Junio-2012)
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La imprescindible reforma del sistema
financiero
30 mayo 2012
Que tenemos
un grave problema con el sistema financiero es evidente. Que no se han
tomado las medidas necesarias para modificar esa situación también lo
es. Necesitamos urgentemente que los poderes públicos ejerzan su
responsabilidad hacia el bien común tomando medidas para reformar
en profundidad el sistema financiero, protegiendo a la sociedad del
enorme peligro que representa la codicia sin límites del dinero, y
para orientar las finanzas al único objetivo que puede legitimar su
funcionamiento. Como dice Benedicto XVI en «Caritas in veritate»: «Se
requiere que las finanzas mismas, que han de renovar necesariamente sus
estructuras y modos de funcionamiento tras su mala utilización, que ha
dañado la economía real, vuelvan a ser un instrumento encaminado a
producir mejor riqueza y desarrollo. Toda la economía y todas las
finanzas, y no solo algunos de sus sectores, en cuanto instrumentos, deben
ser utilizados de manera ética para crear las condiciones adecuadas
para el desarrollo del hombre y de los pueblos» (CV,25). ...
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Noticias
Obreras nº 1535 (Mayo-2012)
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Los sindicatos y "los ojos
distraidosde la sociedad"
30 abril 2012
La
celebración del 1º de Mayo es una buena ocasión para que los
trabajadores y trabajadoras, el conjunto de la sociedad y también las
comunidades cristianas, reflexionemos sobre la que ha sido y es la
organización por excelencia de los trabajadores: los sindicatos. Esta
reflexión es importante por tres razones. Primera, porque hace tiempo
que los sindicatos son víctimas de un ataque indecente por parte de
quienes quisieran verlos desaparecer, pues saben que son un obstáculo
para la pretensión de las políticas neoliberales de acabar con los
derechos de las personas en el trabajo. Segunda, porque no pocos
trabajadores repiten de forma ingenua algunos de los «argumentos» que
difunden quienes quisieran acabar con los sindicatos, y porque otros
muchos trabajadores sienten, con razón, que los sindicatos no los
representan como debieran. Tercera, porque los trabajadores y
trabajadoras necesitamos los sindicatos; sobre todo los necesitan los
más vulnerables y empobrecidos para defender sus derechos, y para ello
el movimiento sindical necesita renovarse y fortalecerse superando
importantes defectos que hoy tiene. ...
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